miércoles, noviembre 18, 2009

Covocatoria Beca Prende

Hasta el 11 de diciembre, queda abierta la doceava convocatoria de las becas académicas PRENDE (Primavera 2010). Se otorga a periodistas mexicanos en activo de medios electrónicos e impresos y que al momento de concursar trabajen de base o colaboren (periodistas independientes) para algún medio de comunicación. Este es un programa de formación y capacitación que se desarrolla en asociación con el Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana (UIA) campus Ciudad de México, con una duración de cinco meses y que comprende las siguientes actividades:1.- Con asesoría de la Fundación los becarios forman un currículo personalizado con al menos cuatro materias de acuerdo a sus intereses profesionales. Podrán elegir cualquier materia de las que imparte la UIA en todas sus divisiones y departamentos académicos tanto de licenciatura como de posgrado.
2.- PRENDE organiza para cada generación, talleres, seminarios y cursos con especialistas en periodismo tanto de México como de otros países. (Consulta en nuestra página web quiénes han sido nuestros invitados y lo que han impartido)
Más información en: http://www.prende.org.mx/

Guadalupe Loaeza / ¡¡¡Qué huevosPor Guadalupe Loaeza



(17-Nov-2009).-
Se trate o no se trate de un problema político, qué bueno que Emelia Hernández confrontó el martes 10 de noviembre al ex delegado de la Magdalena Contreras y ahora diputado perredista, Héctor Guijosa. "Reconoce a tu hijo", le dijo en plena sesión de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. "Tienes un hijo conmigo y solamente vengo a exigir que respetes y cumplas las obligaciones con tu hijo, que le des educación, vivienda, salud y una vida digna. Lo único que quiero es eso", decía Emelia, con una canasta de huevos en el brazo. Por su parte, Héctor Guijosa, muy instalado en su curul, muy resguardadito detrás de su fuero, nada más murmuraba lo previsible, lo que siempre dicen los hombres cuando son confrontados, es decir, lo más fácil y lo más infantil: "¡Estás loca, estás loca!" Pero Emelia insistía y con una voz muy fuerte preguntaba: "¿Cuánto gana, diputado? ¿Qué no puede darle dinero a su hijo? Usted no ha pagado la pensión alimenticia de su hijo de dos años y medio".
¡Qué nervioso se veía el ex delegado con cara de yo no fui, cuando se vio rodeado por los reporteros y por las cámaras de televisión! Así, con la cabeza gacha, súbitamente se incorporó de su curul y se dirigió hacia algunos diputados del PRD. En seguida regresó a su lugar. Y en ese preciso momento, Emelia puso la canasta con los huevos sobre la mesa del legislador y con toda su indignación le dijo: "¡Te exijo que me des el dinero para mantener al hijo que tenemos, pues desde hace dos años no te haces responsable de eso!". Y él seguía murmurando lo obvio en casos como éstos: "¡Está enferma, está enferma!".
Todo lo anterior lo vimos millones de televidentes, entre los cuales no ha de haber faltado alguno que otro varón que tragara saliva como diciendo: "¡Híjole, qué bueno que yo no soy diputado y que a mí no me pueden reclamar frente a las cámaras de televisión!". Otros, quizá, se han de haber limitado a sonreír maliciosamente y hasta han de haber sentido cierta compasión por el diputado. ¿Qué han de haber pensado sus congéneres, y sus suegros y sus familiares y sus vecinos y sus votantes? Bueno, estos últimos dudamos que lo conocieran, aunque ahora probablemente ya lo identifican como el padre irresponsable.
Una de las características de la cultura mexicana era "la casa chica", es decir, el segundo frente, pero con hijos, de ahí que hace muchos años se les llamara "los hijos de la mano izquierda". En los cincuenta, prácticamente todos los políticos tenían su "casa chica". Pero entonces las mujeres no osaban reclamarle al varón; se aguantaban, y eran víctimas de todo tipo de humillaciones. Lo mismo sucedía con las esposas oficiales, aunque se imaginaban las infidelidades de su marido, optaban por callar y por aguantarse. "Ya sé que mi marido tiene muchas capillitas, pero yo soy y seguiré siendo la oficial", se ufanaban las más liberadas. En su ensayo La Revolución Sexual Mexicana (octubre 1990), Carlos Monsiváis escribe cómo se vivía esta revolución en 1958: "...el panorama es feudal en buena medida: nadie discrepa en público de la autoridad patriarcal, se da por sentada la sumisión femenina (y se respeta el símbolo chusco: la sufrida mujer mexicana), no se discute la noción de la honra como fundamento del prestigio familiar, la posesión de la casa chica (el rincón de La Querida) apuntala la vanidad de los machos...". En la década de los cincuenta la existencia de "la otra" era tan usual, que hasta se filmó la película con el título de La casa chica (1950) dirigida por Roberto Gavaldón e interpretada por Dolores del Río, Roberto Cañedo y Miroslava.
Entonces no se tenía ni idea de cuántas madres solteras había; ahora sí se sabe. Un estudio de la Cámara de Diputados, realizado en mayo del 2008, informó que en México existían 4.5 millones de madres solteras, separadas o viudas. Por otro lado, cifras del Consejo Nacional de Población (Conapo) apuntaban ese mismo año, que sólo 880 mil mujeres se consideraban madres solteras, de las cuales nueve de cada diez tenían hijos menores de 18 años. El 71.8 por ciento de ellas trabaja, mientras que la tercera parte vive en condiciones de pobreza.
"Se recurre al término de madre soltera de forma ofensiva, sobre todo contra aquellas mujeres, especialmente jóvenes, que sin el papel o acta del matrimonio ni el apoyo de un hombre entran al mundo de la maternidad", dijo entonces el legislador Trejo Pérez de la fracción del PRD.
Guijosa ha intentado defenderse, no obstante sí dice conocer a Emelia Hernández, no sin antes aclarar que: "Este es un golpe político, estamos hablando de que esta mujer es la hermana del Delegado. Hay que acreditar este señalamiento sobre lo del niño. Este asunto es un hecho político, y si ella tuviera ese problema, ya lo hubiera ejercido ante los tribunales y nosotros tenemos la obligación de cumplir".
Político o no político, lo que no podemos dejar de decir respecto a la valiente actuación de Emelia Hernández es que, ¡qué huevos!

gloaeza@yahoo.co